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Memoria de una maestra
'No me importaría ir al fin del mundo, si allí he de darle gloria a Dios', escribía Victoria Díez. Y así fue. Su 'fin del mundo' fue un pueblecito de la sierra cordobesa, Hornachuelos, donde ejerció durante ocho años de maestra. Su profesión era una profunda vocación arraigada en Jesucristo y basada en la idea de Pedro Poveda y la Institución Teresiana. En 1936, cuando estalló la violencia en España, Victoria tuvo la ocasión de escapar, pero quiso permanecer en 'su' pueblo, con su 'gente'. El 12 de agosto moría violentamente, sellando así una corta vida, treinta y dos años, de amor a Dios y entrega a los hombres a través de la enseñanza.
1/ Prólogo.
2/ Nota personal a modo de introducción.
3/ 1903-1927. Sevilla, Los signos de los tiempos.
4/ 1925-1927. Maestra en Sevilla. Con el brillo de la alegría.
5/ 1927. Cheles. Al fin del mundo.
6/ 1928. Hornachuelos. Un lugar con los pobres.
7/ 1932-1934. Años difíciles.
8/ 1935-1936. Hornachuelos. Hay que vivir de realidades
9/ Julio 1936. Hornachuelos. La muerte no iba a ser sorpresa.
10/ 1993. Hornachuelos. Chicago. Nota personal a modo de conclusión.
Carmen Fernández Aguinaco es miembro de la Institución Teresiana. Ha desarrollado la mayor parte de su vida profesional en Estados Unidos, donde trabajó, y sigue colaborando, en diversos proyectos de Pastoral Católica Hispana de publicaciones, especialmente con los Misioneros Claretianos y la Conferencia Episcopal de USA, traducciones y cursos de formación en la Escuela de Liderazgo para la Evangelización y la Pastoral Migratoria de la Arquidiócesis de Chicago. En la actualidad colabora también en diversos proyectos de publicaciones en España. En 1993 escribió "Victoria Díez. Memoria de una Maestra", una breve biografía de Victoria Díaz que se publicó con motivo de su beatificación.