Quien se pone en camino hacia la profundidad del misterio, se parece al que perfora la tierra para hacer un pozo; para mantenerse constante y sin desfallecer en esta ardua tarea, experimenta la necesidad de mantener siempre los ojos fijos en Jesús.
En este libro se proponen con un lenguaje sencillo y coloquial las pautas de una experiencia oracional cercana, entrañable, dirigida a todos los que viven la comunión y dedican su vida al servicio de los hermanos.
A través de sus líneas, el orante encontrará el impulso para pasar de la contemplación al compromiso concreto en la certeza de que la conversión al silencio contemplativo es verdadera cuando impulsa a llevar el agua de la vida a tantas personas anónimas que, quizás sin saberlo, sufren esa sed.